Cuando te hablé de las Islas Atlánticas de Galicia, te conté que en España hay varios pequeños archipiélagos, no muy conocidos, pero que albergan una extraordinaria representación de fauna salvaje. Es fascinante el ver cómo en territorios pequeñísimos puede haber especies únicas en el mundo. Hoy voy a hablarte de otro de esos archipiélagos pequeñitos pero de una importancia que excede con mucho su minúsculo tamaño: las Islas Columbretes.
Volcanes en el Mediterráneo Occidental
El archipiélago de las Islas Columbretes se encuentra en el Mediterráneo Occidental, a sólo cincuenta kilómetros de distancia del puerto de Castellón, en la provincia homónima de la Comunidad Valenciana. Consta de 24 islotes divididos en cuatro grupos, cada uno de los cuales recibe el nombre de su islote principal. De norte a sur: Columbrete Grande (L’Illa Grossa en lengua valenciana), Perrera (Ferrera), Horadada (Foradada) y El Bergantín (El Carallot). La superficie emergida ocupa 19 hectáreas.
Como indica su nombre, la Isla Grossa
Es la más grande de todas ellas, y la que alcanza su mayor altitud, a 67 metros sobre el nivel del mar. Esta isla, además, muestra claramente el origen volcánico del archipiélago, pues presenta la forma de una caldera volcánica semisumergida casi perfecta, muy parecida a la famosísima isla griega de Santorini. El aspecto de estas islas es reseco y acantilado. Pero las apariencias engañan y estos islotes volcánicos encierran muchas sorpresas.
La primera de ellas es su origen mismo. Es un ejemplo muy inusual de vulcanismo cuaternario, cuya actividad empezó hace entre tres y un millón de años, y terminó hace unos 30.000 años. Las islas surgen de un campo volcánico que tiene unas dimensiones de 90 x 40 kilómetros, y alcanza profundidades medias de 80 a 90 metros. Allí, como consecuencia de la presión que la placa tectónica Africana ejerce sobre la Euroasiática, surgió una falla en sentido Norte-Sur por la cual ascendió el magma que elevó los edificios volcánicos que constituyen las Columbretes.
Historia de las Columbretes.
Serpientes y contrabandistas.
Estas islas son viejas conocidas de los navegantes griegos y romanos de la época clásica. Esto no es sorprendente, pues el Mediterráneo no tenía secretos para ellos. Las islas son nombradas en la Geographica, de Estrabón (siglo I a.C.), y les da el nombre de Isla Ophiusa, debido a que estaban infestadas de serpientes venenosas. Doscientos años después serían Plinio y Mela quienes hablarían de estas islas, dándoles el nombre de “Islas Colubrarias”, porque continuaba la infestación de serpientes, y de este nombre deriva el actual de “Columbretes”.
Cuando te hable de la fauna terrestre de las islas, te contaré algo más de estas serpientes, pero por ahora te baste saber que ellas fueron el factor decisivo por el cual las islas permanecieron deshabitadas durante muchos siglos, convirtiéndose en refugio de piratas, contrabandistas y proscritos.
Como siempre pasa en estos casos, fueron los marinos británicos los primeros en prestar una atención más cercana a estas islas, y en 1823 el capitán de la Marina Real W.H. Smyth realizó su posicionamiento y publicó sus observaciones e investigaciones, en 1831, en The Journal of the Geographical Society of London. Seguramente al constatar el interés británico en este minúsculo archipiélago, pero de estratégica situación como un portaaviones enfrente de la costa valenciana lo que decidió al Gobierno de Isabel II a organizar un acto de soberanía, por si las moscas, y entre 1856 y 1860 se construyó el faro que hoy culmina la Isla Grossa. Para lograrlo, hubo que exterminar a las peligrosas víboras que infestaban las islas. Y para ello se usó profusamente el fuego y batidas llevadas a cabo por convictos. Por su parte, los escorpiones, también muy abundantes, fueron combatidos mediante las gallinas que trajeron los fareros y sus familias, si bien éstos no han llegado a ser exterminados. Las personas que atendían el faro fueron los únicos habitantes de la isla hasta el momento de su automatización en 1975.
Illa Foradada
En el año 1895 visitó las islas un personaje singular: el archiduque Ludwig Salvator de Habsburgo. Nacido en lo que hoy es Bohemia, recorrió el Mediterráneo realizando todo tipo de observaciones científicas y etnográficas. Establecido en Mallorca, fue el pionero del turismo en estas islas y exploró las Columbretes, realizando el estudio más exhaustivo sobre ellas hasta el momento. Publicó sus investigaciones en el libro Las Columbretes, q ue se publicó en Praga.
Illa Foradada
Entre 1975 y 1982 las islas fueron usadas como polígono de tiro para las Armadas de los EEUU y de España. Semejante barbaridad fue contestada desde el cercano continente con continuas manifestaciones e iniciativas para frenar este abuso. Y finalmente, en 1988 se decreta el Parque Natural de las Islas Columbretes, gestionado por la Comunidad Valenciana.
Dos años más tarde, en 1990, se crea la Reserva Marina, gestionada por el Estado. Puede que esto te sorprenda, pero aquí precisamente radica una de las más impresionantes riquezas, no sólo de las Columbretes, sino de toda la Naturaleza ibérica: los fondos marinos de las Columbretes son, sin duda, de los más ricos del Mediterráneo. Hablaremos de ello a continuación.
Situación de las Islas Columbretes
En 1995 se declara a las islas como ZEPIM (Zona de Especial Protección del Mediterráneo). Actualmente existe una zona de Reserva Integral Marina alrededor de las islas Grossa y Carallot, donde no se puede acceder. Las visitas a las Islas están restringidas a la Isla Grossa, adonde se puede llegar alquilando barcos privados (suelen ser de empresas turísticas) que salen desde Castellón. En la Isla Grossa se puede tomar tierra pero bajo unas estrictas normas de comportamiento. El resto de las islas sólo puede ser visto desde las embarcaciones, que tienen prohibido fondear. Vamos a conocer su fauna, tanto submarina como terrestre.
Illa Foradada
¿Por qué estos fondos marinos son tan extraordinarios? Porque, en una llanura sedimentaria (es decir, compuesta por un sustrato originado en materiales erosivos y/o transportados por ríos), se superpusieron los edificios volcánicos que te he comentado antes. Esto creó una multitud de refugios rocosos para muchos tipos de fauna. A este contraste entre un medio sedimentario y otro volcánico se añade el efecto barrera que estos edificios volcánicos presentan al cortar la corriente dominante en sentido NE-SO, lo que hace que en el lado expuesto a la corriente se acumulen sedimentos y nutrientes con respecto del lado contrario.
Vamos a caracterizar cómo son estos hábitats. Ocupan dos “pisos” submarinos: el infralitoral (a profundidades entre 0 y 50 metros) y circalitoral (entre los 50 y 200 metros). Se definen dos tipos de sustrato: el rocoso, con fondos rocosos y “coralígenos” con dominio de invertebrados. El otro tipo de sustrato es el detrítico, compuesto por restos orgánicos. Este sustrato presenta cuatro tipos de fondos: maërl (algas coralígenas), cascajo/conchas de moluscos, arenas fangosas y fondos con surgencia de gases. Como ves, una riquísima mezcla de ecosistemas marinos.
Estos fondos marinos llaman poderosamente la atención de los especialistas por la ausencia de praderas de Posidonia oceanica, la planta marina que domina tradicionalmente los fondos del Mediterráneo. Los especialistas creen que es debido a lo reciente de la formación de estos fondos, para los cuales la Posidonia no habría tenido aún ocasión de colonizarlo.
Sustratos rocosos
Estos fondos rocosos están dominados por un Tipo zoológico llamado Cnidarios. Te sonará a chino esta palabra pero no te extrañará tanto si te digo que los cnidarios son los corales y medusas, en general. Los Cnidarios son animales que alternan, a lo largo de su vida, dos “estadios”: un estadio de larva que navega libremente, y un estadio de pólipo, que se fija a una roca o a otros pólipos, desarrolla unos tentáculos alrededor de su boca y se dedica a comer las partículas alimenticias que llevan las corrientes. Los corales, por ejemplo, forman sus arrecifes mediante la acumulación de cadáveres calcificados de millones de pólipos que han ido muriendo y sobre los cuales se desarrollan los nuevos pólipos.
Coral rojo
En los fondos rocosos de las Columbretes se encuentra el coral rojo Coralium rubrum, no excesivamente abundante. Este coral ha sido objeto de explotación económica desde la Antigüedad, y está protegido. Otro cnidario emblemático de esta zona es la gorgonia. Hay presentes tres especies: la gorgonia blanca Eunicella singularis, la gorgonia amarilla Eunicella cavolinii y, sobre todo, la magnífica gorgonia roja Paramuricea clavata, que forma grandes extensiones entre los 32 y 77 metros de profundidad.
Esta gorgonia, de aspecto arborescente, es emblemática de los fondos del Mediterráneo occidental. Tiene un valor ecológico notable al aportar biomasa y estructura a estas comunidades bentónicas (que viven en los fondos marinos). Su crecimiento es lento y alcanzan gran longevidad. Puede formar “bosques” monoespecíficos o mixtos con las otras dos especies de gorgonias.
Completan estas comunidades de los fondos rocosos las esponjas arborescentes Axinella polypoides y Phakelia ventilabrum, además de Braquiópodos, Gusanos Poliquetos, Briozoos, erizos y estrellas de mar, etc.
Existe un grupo de algas que se denominan “algas rojas calcáreas” porque tienen la particularidad de precipitar carbonato cálcico en forma de cristales de calcita y aragonito. Estas algas generan un ecosistema llamado “fondo coralígeno”, también conocido como “Jardín Mediterráneo”. Se desarrolla por debajo de los 20 -25 metros de profundidad y hasta los 200 metros, con iluminación tenue y una temperatura relativamente baja y uniforme todo el año. Puede compararse a un bosque subtropical subacuático, que constituye uno de los hábitats marinos más diversos de nuestras aguas, pues alberga hasta 1.300 especies animales.
Fondos de maërl,
Están constituidos por depósitos calcáreos de organismos muertos mezclados con arenas y/o fangos. Destacan los llamados Fondos de maërl, compuestos de acumulaciones de algas rojas calcáreas y que forman estructuras que se asemejan a arrecifes de coral. Se dan entre los 30 y 150 metros de profundidad en el Mediterráneo. En estos fondos se dan grandes extensiones de cnidarios como Epizoanthus y Poliplumaria, además de anémonas e hidrarios. En esta interesante mezcolanza de fondos y hábitats marinos existen cangrejos como Calappa granulata, Dromia personamta y Dardanus calidus. Con interés económico y pesquero se encuentra también el bogavante Homarus gammarus y, sobre todo, la langosta roja Palinurus elephas.
Langosta,
Cuando las Islas Columbretes accedieron a sus figuras de protección, la situación de su fauna era deplorable. Si en la parte terrestre se habían introducido cerdos, gallinas, ratones y plantas de huerta, en la parte marina era evidente el efecto de la pesca abusiva. Precisamente a raíz de la declaración de la Reserva Marina, especies como la langosta empezaron a recuperarse de tal forma que la Reserva empezó a comportarse como una “fuente” de nueva población. Si bien la pesca no está permitida en la zona de reserva integral, los pescadores sólo tienen que pescarla en los alrededores de las islas, conviertiéndose en un recursos económico de primer orden. El récord de captura se encuentra en una langosta de 5 kg de peso.
Mero en las Columbretes
Como no puede ser de otra forma, la Ictiofauna está bien representada en las aguas de las Columbretes. Entre los peces pelágicos destacan la sardina Sardina pichardus, boquerones Engraulis encrasicolus, la barracuda Sphyraena sphyraena, el pez limón Seriola dumereli, o el pez luna Mola mola, uno de los peces óseos más grandes del mundo, que se alimenta en aguas profundas de medusas, calamares y esponjas. Sólo se permite la pesca comercial en las Islas a barcos que usen artes tradicionales como el curricán de superficie, que es una “ristra” de anzuelos preparados de tal forma que se deslizan con el barco a profundidades medias para capturar únicamente a peces pelágicos. Están prohibidas las artes que dañen el fondo, como las redes de arrastre y las palangres. Unos 109 barcos tienen licencia de pesca en estas aguas.
Morena del Mediterráneo
En cuanto a los peces bentónicos o, como se les llama popularmente “peces de roca”, tan apreciados en la gastronomía mediterránea, destaca la presencia del cabracho Scorpaena scrofa, la doncella Coris julis, la cabrilla Serranus cabrilla, la castañuela Chromis chromis, el pez de San Pedro Zeus faber, la mortaja Diplurus vulgaris, la morena del Mediterráneo Muraena helena, la corvina negra Sciaena umbra y el rey indiscutible de este tipo de pesca: el mero Epinephelus marginatus.
La tortuga boba Caretta caretta es el reptil marino más común en el Mediterráneo. En esta zona viven sobre la Plataforma Continental. Aquí se encuentran todo el año entre la Reserva Integral y las zonas adyacentes. Entre el Delta del Ebro y las Columbretes se han censado unas 19.000 tortugas, mientras que en las aguas de las Columbretes se encuentran unas 1.300.
Los Cetáceos más observados en estas aguas son: el delfín listado Stenella coeruleoalba, que suele moverse a profundidades de más de 200 metros, el delfín mular Tursiops truncatus, que se encuentra todo el año y el rorcual común Balaenoptera physalus, que suele verse por aquí en el mes de marzo y primera mitad de abril, en su migración hacia las zonas más norteñas del Golfo de León. Desgraciadamente para la foca monje del Mediterráneo Monachus monachus la protección de estas islas llegó tarde: el último ejemplar en las Columbretes fue visto en 1961.
Avifauna de las Columbretes.
Es normal que haya una gran abundancia de aves marinas en las islas oceánicas de carácter acantilado, pues esta topografía les proporciona una defensa importante sobre todo en época de cría. Las Columbretes no son una excepción a esta norma. Estas pequeñas islas destacan por la presencia de colonias de cría de dos importantes aves endémicas ambas del Mediterráneo:
El halcón de Eleonor Falco eleonorae recibe este nombre debido a Leonor de Arborea, una aristócrata que, en la Cerdeña medieval, fue la primera en dictar normas de protección para este halcón. Cría en diversas áreas del Mediterráneo, casi exclusivamente en islas aunque también puede aparecer en enclaves costeros en época de migración, pues es ave migratoria que pasa el invierno en Madagascar, La Reunión y Mauricio, en el Océano Índico. En España cría únicamente en Baleares, en Canarias y en las Columbretes, donde en 2010 había 61 parejas, con una moderada tendencia al alza.
Avifauna de las Columbretes.
La gaviota de Audouin Ichthyaetus audouini también es autóctona del Mediterráneo y algunos enclaves costeros del Atlántico norteafricano y Sur de la Península Ibérica. En las Columbretes se contabilizan unas 120 parejas, lejos de la población que existía aquí en los 70 y 80, cuando estaba más amenazada que hoy.
Avifauna de las Columbretes.
Otras aves que se encuentran presentes en las Columbretes, entre residentes, migratorias y aves de paso, son: la pardela cenicienta Calonectis diomedea, que cría en el Mediterráneo y el Atlántico e inverna en el Atlántico Sur. En Columbretes hay unas 55 parejas. También el paíño europeo Hydrobates pelagicus, el cormorán moñudo mediterráneo Phalacrocorax aristotelis desmarestii, la pardela balear Puffinus mauretanicus, la pardela mediterránea P. yelkouani, o la gaviota enana Larus minutus, entre otras muchas.
Fauna terrestre. Interesantes endemismos
Cuando miras estos resecos peñascos volcánicos puede parecerte increíble que alberguen algún tipo de fauna terrestre. Pues la hay. La vida se abre camino, y ya te expliqué en su momento cómo se pueblan las islas oceánicas. Las corrientes aéreas traen esporas y semillas de plantas que acaban arraigando, fertilizadas por el nitrógeno de las aves marinas, que buscan tranquilidad y refugio para la cría. El aire, y también las patas de los pájaros, traen insectos. Y, antes o después llegan los vertebrados terrestres normalmente arrastrados por las corrientes, subidos a troncos o vegetación flotante.
Seguramente así llegaron a las Islas Columbretes las serpientes que les dieron nombre. La vecina costa levantina es devastada cada año por lluvias torrenciales que llenan las resecas ramblas con riadas impetuosas que llevan mar adentro una gran cantidad de detritus y vegetación. Por su parte, el Delta del Ebro contribuye en la misma medida a este posible suministro de náufragos.
A pesar de que el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid alberga un ejemplar de las serpientes que fueron erradicadas en las islas, no se ha podido identificar qué especie o especies eran, porque es dudosa la procedencia del ejemplar. Se piensa que lo más probable es que se trate de la víbora hocicuda Vipera latastei, que es endémica de la Península Ibérica.
¿De qué podía alimentarse este enjambre de serpientes?. Seguramente depredarían sobre las aves marinas que frecuentaban, y siguen frecuentando, el archipiélago. También es probable que el canibalismo haya desempeñado su papel , como sucede con el otro reptil endémico de las Columbretes: la Lagartija de las Columbretes (o sargantana, como se la denomina en valenciano), Podarcis atrata, indudablemente emparentada con las lagartijas ibéricas.
Existen cuatro poblaciones de lagartijas aisladas en el archipiélago, en diferentes islotes, especialmente en la Isla Grossa. Si bien estas lagartijas tienen muchos insectos a su disposición para comer, existe una elevada tasa de canibalismo: las lagartijas adultas depredan sobre los huevos y crías.
Antes te mencioné la gran cantidad de escorpiones que aún quedan en las islas. Pertenecen a la especie Buthus occitanus, la más común en el vecino continente con lo que podemos pensar que su llegada accidental a las Columbretes es relativamente reciente y aún no ha tenido tiempo de evolucionar en aislamiento para generar el correspondiente endemismo. Existe una nutrida entomofauna también, pero voy a destacar sobre todo las 10 especies de insectos endémicos de las Columbretes, la mayoría de los cuales son escarabajos tenebriónidos, como Alphasida bonacherai o Tentyria pazi. Los Tenebriónidos son una familia de escarabajos de color negro, especializados en alimentarse de detritus, y muy típicos de zonas áridas y esteparias, con lo que no sería descabellado suponer para ellos un origen norteafricano. Otros Tenebriónidos presentes en las islas son: Pimelia interjecta, Scaurus vicinus, Scaurus rugulosus, Blaps gigas o Blaps lusitanica. También hay cochinillas (Isópodos) como Armadillo officinalis.
Incluso las Columbretes presentan un caracol endémico: Trochoidea molinae.
Una vez más, date cuenta de la importancia faunística que presentan las islas, por pequeñas que estas sean. Humildes, feúchas, resecas, olvidadas y desconocidas, las Columbretes ofrecen los más ricos fondos marinos de nuestro Mediterráneo, y una fauna terrestre pequeña, pero con muchos endemismos que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.
Gracias
Con el permiso y el agradecimiento de
Eugenio Fernández Sánchez
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